Espléndido Díaz

2 abril, 2008

NAKED LUNCH

Filed under: Sin categoría — comadrejaweasel @ 9:19
 
¿Te he contado la del hombre que enseñó a hablar a su ano?
      Todo su abdomen se movía de arriba a abajo ventoseando las palabras; nunca he oído nada igual. Era un sonido burbujeante, espeso, estancado, un sonido que se podía oler. Este hombre trabajaba en los carnavales, ¿te lo puedes creer?, y lo que hacía era como un número de ventrílocuo. Después de un rato, el ano comenzaba hablar por su cuenta; salía sin tener nada preparado y su ano empezaba a improvisar, y a contar chistes. Luego desarrolló algo parecido a dientes, como ganchos raspantes y curvos y empezó a comer.
      Él lo encontró gracioso, y montó un número con ello, pero al ano le dio por comerse los pantalones y a empezar a hablar por la calle y decir a gritos que quería tener los mismos derechos. También se emborrachaba, y le daba por lamentarse, y quería que le besaran igual que a cualquier otra boca. Al final hablaba día y noche; al hombre se le podía oir desde lejos chillándole que se callara, y pegándole con el puño, y metiéndole velas… pero… no servía de nada, y el ano le dijo: eres tú el que se acabará callando al final, y no yo, porque ya no te necesitamos más por aquí; puedo hablar, y comer, y cagar.
      Después de eso comenzó a despertarse por las mañanas con gelatina transparente como la cola de un renacuajo por toda la boca. Se la quitaba de la boca y los trozos se pegaban a sus manos como gasolina ardiendo; y crecían ahí. Así que al final, su boca se selló. E inutilizó toda la cabeza espontáneamente a excepción de los ojos, ¿te lo puedes creer? Porque lo único que el ano no podía hacer era ver. Necesitaba los ojos. Las conexiones nerviosas se bloquearon, se infiltraron, se atrofiaron de forma que el cerebro ya no podía dar órdenes. Estaba atrapado dentro del cráneo. Sellado.
      Durante un tiempo se podía ver el silencioso e impotente sufrimiento del cerebro detrás de los ojos, hasta que finalmente el cerebro debió morir, porque los ojos se apagaron. Y ya no había mas sentimiento en ellos que en el ojo de un cangrejo.
 
N. de la C.: Fragmento del guión de El Almuerzo Desnudo de David Cronenberg (que soy pesado 😉 basada en la novela Naked Lunch de William S. Burroughs, altamente recomendable. Seguro que alguien amigo de sacar moralejas, podría extraer miles de reflexiones y aplicaciones de este cuento. Yo no voy a decir ninguna bobada, simplemente me gustó la historia de este desventurado hombre y su ano, por lo escatológico y realista. Que cada cual saque sus propias conclusiones. Se despide, hasta el próximo blog, que será dedicado con toda seguridad a la frustrada estación de esquí de San Glorio, después de saludar a sus fieles y locos lectores, la comadreja más dicharachera de la blogosfera.
NN. de la C.: Saludos al Niñato de Valencia.

5 comentarios »

  1. una sola reflexión para no olvidar : evitar enseñarle cosas al ano

    Comentarios por Isabel — 2 abril, 2008 @ 18:27 | Responder

  2. Pues he de decir, ahora que está tan de moda eso de salir del armario y mostrarse como cada uno verdaderamente es, que yo tambien estoy obsesionado con los anos. No paran de decirme que los abra, y cosas así, no se si es normal….

    Comentarios por Jose Manuel — 3 abril, 2008 @ 19:08 | Responder

  3. Dejadme en paz

    Comentarios por Jose Manuel — 12 septiembre, 2008 @ 12:26 | Responder

  4. de eso nada Mr Ano
    te vamos a meter una barra al rojo
    que lo que te traes ya es vicio
    con eso de tener solo un ojo

    Comentarios por Espléndido — 14 septiembre, 2008 @ 16:01 | Responder

  5. Pero dejazle en paz por favor…, bastante tiene ya con sacar lo q tiene q sacar, y a mucha honra.

    Comentarios por jorge — 15 septiembre, 2008 @ 11:37 | Responder


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